martes, 18 de abril de 2017

María Magdalena

María Magdalena. Su fiesta ya existía antes del siglo X en Oriente, pero en Occidente su culto no se difundió hasta el siglo XII, reuniendo en una sola persona a las tres mujeres (Magdalena, María de Betania y la pecadora) que la Iglesia Ortodoxa consideraban distintas y veneraban en diversas fechas.

Hoy podemos asegurar que María Magdalena, por lo que nos cuenta la Escritura y nos afirma la Liturgia, no fue “pecadora pública”, “adúltera” ni “prostituta”, sino sólo seguidora de Cristo.

En 1969, el Papa Pablo VI retiró del calendario litúrgico el apelativo de “penitente” adjudicado tradicionalmente a María Magdalena; así mismo, desde esa fecha dejaron de emplearse en la liturgia de la festividad de María Magdalena la lectura del evangelio de Lucas (Lc 7:36-50) acerca de la mujer pecadora por el evangelio de Juan  (Jn 20, 1. 11-18) de la aparición del Señor a la Magdalena. Desde entonces, la Iglesia Católica ha dejado de considerar a Maria Magdalena una prostituta arrepentida. Sin embargo, esta visión continúa siendo la predominante para muchos católicos.

MARÍA MAGDALENA: LA “APOSTOLORUM  APOSTOLA”
(APÓSTOLA DE LOS APÓSTOLES)

“Los Evangelios nos dicen que las mujeres, a diferencia de los Doce, no abandonaron a Jesús en la hora de la Pasión” (Mateo 27, 56.61; Marcos 15, 40 ). 
Entre ellas destaca en particular la Magdalena, que no sólo estuvo presente en la Pasión, sino que se convirtió también en la primera testigo y anunciadora del Resucitado ( Juan 20,1.11-18). Precisamente a María de Magdala santo Tomás de Aquino dedica el singular calificativo de “apóstola de los apóstoles” (“apostolorum apostola”), dedicándole un bello comentario: “Así como una mujer había anunciado al primer hombre palabras de muerte, así también una mujer fue la primera en anunciar a los apóstoles palabras de vida”.