miércoles, 31 de mayo de 2017

7 dones del Espiritu Santo

  1. Sabiduría: Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica el proyecto de Dios. Él nos fortalece nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios. El mismo Jesús nos dijo: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros” (Mt 10, 19-20). La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra.
  1. Entendimiento: Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios. El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh” (Jer 24,7).
  1. Consejo: Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso. Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como había profetizado Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (Is 11, 3-4).
  1. Ciencia: Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).
  1. Piedad: Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría. Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos. En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia. Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).
  1. Fortaleza: Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones. Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre. El Apocalipsis dice: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días. Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap 2,10).
  1. Temor de Dios: Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar. Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo la voluntad del Padre, como Isaías había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh” (Is 11,2).

lunes, 29 de mayo de 2017

Sermon del santo Cura de Ars sobre el respeto humano!!

La vergüenza de practicar el bien, por miedo al desprecio y a las mofas de algunos desdichados impíos o de algunos ignorantes, es un asombroso menosprecio que hacemos de la presencia de Dios, ante el cual estamos siempre y que en el mismo instante podría lanzarnos al infierno. ¿Y por qué motivo, esos malos cristianos se mofan de vosotros y ridiculizan vuestra devoción? Yo os diré la verdadera causa: es que, no teniendo virtud para hacer lo que hacéis vosotros, guardan inquina, porque con vuestra conducta despertáis los remordimientos de su conciencia; pero estad bien seguros de que su corazón, lejos de despreciaros, os profesan grande estima. Sí tienen necesidad de un buen consejo; de alcanzar de Dios alguna gracia, no creáis que acudan a los que se portan como ellos, sino a aquellos mismos de los cuales se burlaron, por lo menos de palabra. ¿Te avergüenzas, amigo, de servir a Dios, por temor de verte despreciado? Mira a Aquel que murió en esta cruz: pregúntale si se avergonzó Él de verse despreciado y de morir de la manera más humillante en aquel infame patíbulo. ¡Ah, qué ingratos somos con Dios, que parece hallar su gloria en hacer publicar de siglo en siglo que nos ha escogido por hijos suyos! ¡Oh Dios mío! ¡que ciego y despreciable es el hombre que teme un miserable qué dirán, y no teme ofender a un Dios tan bueno! Digo, además, que el respeto humano nos hace despreciar todas las gracias que el Señor nos mereció con su muerte y pasión. Sí, por el respeto humano inutilizamos todas las gracias que Dios nos había destinado para salvarnos. ¡Oh, maldito respeto humano, qué de almas arrastras al infierno!

viernes, 26 de mayo de 2017

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE SESHAN DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Virgen Santísima, Madre del Verbo Encarnado y Madre nuestra, venerada con el título de “Auxilio de los cristianos” en el Santuario de Sheshan, a la que se dirige con devoción toda la Iglesia en China, hoy venimos ante ti para implorar tu protección.

Mira al Pueblo de Dios y guíalo con solicitud maternal por los caminos de la verdad y el amor, para que sea siempre fermento de convivencia armónica entre todos los ciudadanos.


Con el dócil “sí” pronunciado en Nazaret tú aceptaste que el Hijo eterno de Dios se encarnara en tu seno virginal iniciando así en la historia la obra de la Redención, en la que cooperaste después con solícita dedicación, dejando que la espada del dolor traspasase tu alma, hasta la hora suprema de la Cruz, cuando en el Calvario permaneciste erguida junto a tu Hijo, que moría para que el hombre viviese.


Desde entonces llegaste a ser, de manera nueva, Madre de todos los que acogen a tu Hijo Jesús en la fe

y lo siguen tomando su Cruz.


Madre de la esperanza, que en la oscuridad del Sábado Santo saliste al encuentro de la mañana de Pascua con confianza inquebrantable, concede a tus hijos la capacidad de discernir en cualquier situación, incluso en las más tenebrosas, los signos de la presencia amorosa de Dios.


Señora nuestra de Sheshan, alienta el compromiso de quienes en China, en medio de las fatigas cotidianas, siguen creyendo, esperando y amando, para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús.


En la estatua que corona el Santuario tú muestras a tu Hijo al mundo con los brazos abiertos en un gesto de amor.


Ayuda a los católicos a ser siempre testigos creíbles de este amor, manteniéndose unidos a la roca de Pedro sobre la que está edificada la Iglesia.


Madre de China y de Asia, ruega por nosotros ahora y siempre. Amén.


jueves, 25 de mayo de 2017

Nunca

Las cosas llegan, suceden y pasan por que así de simple es vivir, no puedes decir que olvidas porque negarías la experiencia, pues vivimos cada día creando experiencias nuevas que se convierten en recuerdos nuevos, haciendo un esfuerzo por alimentar  el sentido que tiene estar vivo y compartir la vida con otros, no digas nunca, te tengo que olvidar o ya te olvide, porqué te engañas, estarías al mismo tiempo negando tu experiencia, y lo que vas aprendiendo, entregando a otros para continuar viviendo 
Jhon Orozco

domingo, 21 de mayo de 2017

38. EN TUS MANOS SE TRANSFORMA EL MUNDO

Tú dices: “Yo soy la resurrección y la vida”,
y todo cambia ante nuestros ojos.
En tus manos se transforma el mundo, Señor.
Nuestra tierra, escenario del odio,
se convierte en la semilla de tu Reino.
En sus surcos Tú trabajas.

Nuestra alegría, que tan pronto pasa,
se hace semilla de alegría eterna.
De su luz Tú sacarás el sol.

La muerte ya no pone término
porque en el término 
Tú siembras el comienzo.
La vida y la muerte en duro combate.
Vence la vida porque Tú estás en ella.
Y nosotros vencemos contigo.

En Ti resucitó la tierra. 
En ti resucitó el cielo.
En Ti se hunde todo
y se yergue, sola, la vida.

Patxi Loidi. “Gritos y plegarias”, p. 340

jueves, 18 de mayo de 2017

CRISTO TODO EN TODO

Señor Jesucristo, Palabra eterna del Padre y verdadero hombre, te adoramos. Sé Tú para nosotros siempre el misterio viviente de nuestra fe y de nuestra vida fundado en esta fe: Eterno Sumo Sacerdote y Sacrificio perpetuo, sé Tú mismo nuestra adoración del Padre en espíritu y en verdad. En Ti y contigo sea nuestra vida un servicio al Dios Infinito, Tú, sacramento de servicio a la Majestad Divina.

Vida del hombre, fuente de gracia, sé Tú mismo la vida de nuestra alma, la vida que nos hace participar en la vida de la Trinidad. En TI participamos en tu vida, Sacramento de vida sobrenatural de nuestras almas.

Redentor de nuestros pecados, vencedor misericordioso de nuestros pecados y de nuestras debilidades. Vivamos en Ti para que tu vigoroso amor obre eficazmente en nosotros, el amor, el único que puede vencer todo pecado ahora y siempre. Por TI y en Ti, guárdanos de todo pecado, Sacramento de la victoria sobre el pecado.

Lazo de amor, símbolo de concordia. Hazme estar unido a Ti con todos los que Tú me has mandado amar. Haz que todos nosotros pertenezcamos a Ti cada vez más. De este modo estaremos todos siempre más unidos con el amor por Ti, Sacramento del verdadero amor y de la verdadera comunidad.

Vencedor en el sufrimiento, Salvador crucificado. En Ti queremos sobrellevar las horas difíciles. Lo que nos acontece, que lo soportemos como participación en tu destino para que sea para nosotros camino hacia la luz pascual, por Ti, Sacramento de comunidad de dolor entre Ti y nosotros.

Señor de eterna majestad. Que siempre miremos con fe y valentía hacia la eterna vida. Cuando te recibamos, que tu Cuerpo sea prenda de la eterna gloria. Sacramento de vida eterna, haz que se cumpla el último deseo de nuestro corazón: adorarte en la visión beatífica, a Ti con el Padre y el Espíritu Santo eternamente. Amén.

K. Rhaner

miércoles, 17 de mayo de 2017

Solos con Dios

«Cuanto más solos estamos con Dios más unidos estamos uno a otro; el silencio de la contemplación se hace una sociedad profunda, rica, infinita, no sólo con Dios sino también con los hombres (...). Cuando más solos estamos con él, y más en tinieblas, más formamos, aunque sea una multitud, una sola cosa los unos con los otros (...). Cuanto más solos, más juntos y más en unión, la verdadera unión de la caridad, no la de las ciudades y de las muchedumbres físicas, cuanto más solos estamos con él».

T. MERTON: Llavor de contemplació. Ariel, Barcelona, 1969.
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"The more we are alone with God, the more we are united to each other; The silence of contemplation becomes a deep, rich, infinite society, not only with God but also with men .... When we are alone with him, and more in darkness, we form, even a multitude, a single thing with one another (...). The more alone, the closer together and more in union, the true union of charity, not that of cities and physical crowds, the more alone we are with him. "

T. MERTON: Fear of contemplation. Ariel, Barcelona, 1969

San Pascual Bailón.

En la vida de San Pascual Bailón coinciden circunstancias providenciales. Su vida está entre dos Pascuas. Nace y muere el día de Pentecostés. Por eso se llama Pascual y será alegre como unas pascuas. Nace y muere en el mes de las flores y tendrá gran devoción a María. Su existencia está encerrada en dos pueblos sonoros. Nace en Torrehermosa, del reino de Aragón, y muere en Villarreal, del reino de Valencia. Vida hermosa y regia.

Por lo demás, el Serafín de Torrehermosa era de humilde familia. A los siete años ya era pastorcito. Y mientras cuida de sus ovejas, teje guirnaldas de flores y plegarias a la Virgen Nuestra Señora de la Sierra.

Desde niño fue muy inclinado a la piedad. Acude a la iglesia, sin prisa, a los pies de la Virgen o junto al Sagrario. Son sus amores. A ellos dedica las ternuras de su corazón. La Eucaristía y María tienen para él el atractivo irresistible de un poderoso imán. No podía separarse de él.

Como buen aragonés, es constante y tenaz. Es también un autodidacta. Aprende solo a leer. Así podrá conocer mejor los misterios de la fe. A puro de ejercicio, es además un buen grabador. A golpe de navaja ha grabado en su cayado una cruz, una custodia y una imagen de la Virgen. A los veinte años trabaja como rabadán para un rico propietario, Martín García. Y es tan responsable Pascual, que su amo le ofrece la mano de su única hija. Es una prueba muy tentadora. Pero no acepta. Hizo un propósito de niño: "Cuando sea mayor, seré franciscano". Poco después Santa Clara y San Francisco le confirman en su decisión. Camino de Cabolafuente, se le aparecen: "La castidad, la pobreza y la obediencia será tu ideal".

Pide el hábito de lego franciscano en Montfort. Como buen hijo del Poverello, celebra sus nupcias con la Dama Pobreza. Pobreza real, querida y saboreada. Quería ser "la escoba de la casa de Dios". Luego, durante casi treinta años, Almansa, Jumilla, Valencia, Elche, Loreto, Ayora, Játiva, Villena, Jerez y Villarreal, serán testigos de los milagros de su caridad, para con los hermanos del convento y de fuera, y de sus fervores eucarísticos.

Pascual Bailón. Nombre alegre y apellido juguetón. A veces, sin poder contenerse, se ponía a bailar ante una imagen de la Señora. Tenía buen humor. Recorría muchos pueblos mendigando para el convento y para repartir a los pobres. - Fray Pascual ¿por qué no os servís de un jumento para llevar ese aceite? - ¡Un jumento! ¿Dónde hallar otro mejor que yo?

Sus superiores le envían a París. Descalzo, a pie y mendigando hizo el viaje. Era una arriesgada aventura. Mil azares le sucedieron. Un hugonote sospechó del papista. - ¿Dónde está Dios?, le preguntó. - En el cielo, contesta Pascual sencillamente. Luego -llorará, porque si hubiera añadido: "y en el Santísimo Sacramento", hubiera sido mártir, que era su ardentísimo deseo. En el viaje de vuelta lo compensa con sus ardientes predicaciones sobre la Eucaristía y sus himnos de alabanza el Amor de los Amores.

Esa fue su vida, un serafín de amor. Humildad, silencio y sacrificio, como Jesús en la Eucaristía. La aurora le sorprendía siempre ante el Sagrario, radiante de luz y alegría. Allí se preparaba para la jornada. Y ante el Sagrario le sorprendía el anochecer, descansando de sus fatigas.

Su alma voló a la patria eterna en el momento de la elevación de la Misa. Oyó la campana y aún abrió los ojos para adorar la Sagrada Hostia. Era el 17 de mayo de 1592. 

Fue beatificado por el papa Paulo V el 19 de octubre de 1618 y canonizado por Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690. Declarado patrono de todas las asociaciones y congresos eucarísticos por el papa León XIII el 28 de noviembre de 1897.

Durante la guerra civil española el monasterio de franciscanas clarisas donde se encontraba las reliquias de San Pascual en Villarreal, fué saqueado he incendiado. Parte de las reliquias se perdieron y las que se encontraron, fuerón depositadas en nuevo sepulcro. El 17 de mayo de 1992, festividad de san Pascual Bailón y IV centenario de su muerte, S.M. el Rey de España Juan Carlos I, reinauguró la Real Capilla y presidió el traslado de los restos del santo al actual sepulcro, obra del escultor Vicente Lloréns Poy.

martes, 16 de mayo de 2017

NOVENA DE LAS 24 GLORIAS

SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS
Novena de las 24 Glorias

LA NOVENA
Puede hacerse la Novena de las 24 Glorias en cualquier día del mes, sin embargo es preferible y mucho más ventajoso hacerla del 9 al 17 de cualquier mes, a fin de participar en la comunión de oraciones de los que la hacen.  

Récense, durante los nueve días solamente, 24 Glorias cada día, a la Santísima Trinidad, en acción de gracias por los favores y gracias con que enriqueció el alma de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz durante los 24 años que ella vivió en la tierra.

ORIGEN
El R.P. Putigau, sacerdote de la Compañía de Jesús, el día 3 de diciembre de 1925 comenzó una novena en honor de Santa Teresita del Niño Jesús, pidiendo a la milagrosa Santita una gracia importante. Con esta intención comenzó a rezar durante la novena 24 Glorias, en acción de gracias a la Santísima Trinidad por los favores y gracias concedidos a Santa Teresita del Niño Jesús, durante los 24 años de su existencia terrena. 

Pidió el Padre, a Santa Teresita que le diera una señal de que su novena era escuchada, y esta señal sería recibir él, de alguien, una rosa fresca y entreabierta (no precisamente una rosa blanca, solo una rosa). En el tercer día de la novena, una persona busca al P. Putigau y le ofrece una linda rosa, encarnada.

El 24 de diciembre del mismo año el Padre comenzó una segunda novena y pedía ahora, como señal una rosa blanca. En el cuarto día de la novena, una Hermana, enfermera del hospital, le trajo una linda rosa blanca diciendo:
– Aquí está una rosa que Santa Teresita envía a Vuestra Reverencia.
Sorprendido, pregunta el Padre: 
– ¿De dónde viene esta rosa?
– Fui a la Capilla donde se encuentra adornada una bella imagen de Santa Teresita –dice la Hermana–, y al aproximarme al altar de la Santita, cayó a mis pies esta rosa. Quise colocarla de nuevo en el jarrón, pero me acordé de traerla a Vuestra Reverencia.

El P. Putigau, S.J. alcanzó las gracias pedidas en la novena, y resolvió propagarla formando una cruzada de oraciones en honor de Santa Teresita.

Santa Teresita envía su lluvia de gracias y bendiciones, en señales pedidas o en rosas, no importa el color de la rosa, pues en sus imágenes, las rosas que lleva entre sus brazos son de varios colores.

Eleva tu plegaria a la Santísima Trinidad y con la intercesión de Santa Teresita pidele tu rosa.

Señal de la Cruz...

Oremos
Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo, 
yo les agradezco todos los favores, todas las gracias con que enriquecieron el alma de Tu sierva Teresita del Niño Jesús durante los 24 años que pasó en la tierra, y por los méritos de tan querida Santita, concédeme la gracia que tan ardientemente les pido, si fuere conforme a su santísima voluntad y para salvación de mi alma.  Amén.

(Pídase la gracia que se desea conseguir)

Invocaciones
1. L:  Santa Teresita del Niño Jesús.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

2.  L:  Florcita de Jesús.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.  

3.  L:  Hija predilecta de María.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

4.  L:  Esposa fiel de Jesús.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

5.  L:  Madre de innumerables almas.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

6.  L:  Ejemplar de santidad.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

7.  L:  Milagro de virtudes.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

8. L:  Prodigio de milagros.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

9.  L:  Virgen prudente.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

10.  L: Heroína de la fe.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

11.  L: Ángel de Caridad.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

12.  L:  Violeta de humildad.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

13.  L: Mística pasionaria.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

14.  L:  Lirio purísimo del Carmelo.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

15.  L:  Flor selecta de la Iglesia.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

16.  L:  Rosa deshojada de amor.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

17.  L: Mártir de amor.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

18. L:  Encanto de cielos y tierra.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

19.  L:  Mensajera de la paz.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

20.  L:  Patrona de las misiones.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

21.  L:  Sembradora de rosas.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

22.  L:  Maestra de Infancia Espiritual.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

23.  L:  Abogada de los Sacerdotes.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

24.  L:  Tu que pasas el cielo haciendo bien sobre la tierra.   
R: ruega por nosotros. 
L: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R: como era en el principio ahora y siempre   por los siglos de los siglos.  Amén.

Acto de Ofrenda al Amor Misericordioso (Extracto de la Oración 6)
María Francisca Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, rel. carm. ind. 
Fiesta de la Santísima Trinidad. El 9 de junio del año de gracia 1895

Para Ti el tiempo no es nada, un solo día es como mil años; Tu puedes, pues, prepararme en un instante, para presentarme ante Ti…
Para vivir en un acto de perfecto amor, ME OFREZCO COMO VÍCTIMA DE HOLOCAUSTO A TU AMOR MISERICORDIOSO, suplicándote que me consumas sin cesar, dejando desbordar, en mi alma, las olas de ternura infinita que tienes encerradas en Ti y que, de ese modo, me convierta en mártir de Tu amor, ¡oh, Dios mío!  Que este martirio, después de prepararme para presentarme ante Ti, me haga finalmente morir y que mi alma se lance sin tardanza en el abrazo eterno de Tu amor misericordioso…Quiero, ¡oh, Amado mío!, a cada latido de mi corazón, renovar esta ofrenda un número infinito de veces, hasta que las sombras se hayan desvanecido y pueda repetirte mi amor en un cara a cara eterno…  Amén.

Señal de la Cruz... 

Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz.    Ruega por nosotros Amèn.

viernes, 12 de mayo de 2017

CENTENARIO DE LAS APARICIONES DE FÁTIMA.

El Papa Francisco rezó ante Nuestra Señora en Fátima.

Una comitiva presidida por el Presidente de la República Portuguesa dió la bienvenida al Papa Francisco en la base aérea de Monte Real, donde a las 16.12 (hora local) aterrizó el avión del Pontífice.

En el aeropuerto, el Santo Padre mantuvo un encuentro privado con el Presidente de la República Portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, y rezó brevemente en la capilla de la base aérea. 

Después el Papa Francisco viajó en helicóptero al Santuario de Fátima, donde cientos de miles de peregrinos le esperaban en un clima de gran entusiasmo.

El helicóptero aterrizó en estadio de la ciudad que lleva su nombre y de allí en el papamóvil hizo su ingreso a la explanada del Santuario tras saludar a las autoridades civiles de la ciudad y el obispo António Augusto dos Santos Marto.

Por las calles le esperaban miles de personas que le saludaban con emoción a su paso. Una vez en el santuario, cuya explanada contiene a unas 400 mil personas, el Papa presidió delante de la imagen de Nuestra Señora de Fátima, una larga oración leída en portugués, de la que reproducimos algunos párrafos.

En la corona de esta imagen está la munición del atentado que sufrió san Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro.

“Peregrino de la Paz que tú anuncias en este lugar, alabo a Cristo, nuestra paz,” –rezó el Papa– imploró para el mundo “la concordia entre todos los pueblos”.

El Santo Padre añadió: “Peregrino de la Esperanza que el Espíritu anima, vengo como profeta y mensajero para lavar los pies a todos, en torno a la misma mesa que nos une”. “Haz que sigamos el ejemplo de los beatos Francisco y Jacinta, y de todos los que se entregan al anuncio del Evangelio”.

“Muéstranos la fuerza de tu manto protector. En tu Corazón Inmaculado, sé el refugio de los pecadores y el camino que conduce a Dios. Unido a mis hermanos, en la Fe, la Esperanza y el Amor, me entrego a Ti. Unido a mis hermanos, por ti, me consagro a Dios, Oh Virgen del Rosario de Fátima”.

Al concluir el momento de oración, el Papa visiblemente emocionado depositó una Rosa de Oro a la Virgen de Fátima, e impartió su bendición final. De aquí fue la la Casa “Nossa Senhora do Carmo” donde se aloja.

LA MEDITACIÓN DE LAS ESCRITURAS.

Y AL DESPERTAR, EL ALMA SE UNE A DIOS

Para estos hombres experimentados, los buenos pensamientos que han mantenido en la noche, antes de dormir, están como personificados: Tú duermes, pero ellos velan, y al despertarte te vienen enseguida, están presentes en ti, ya lo hemos visto:

"Que el sueño te encuentre ocupada en pensamientos de la Escritura, que a tu despertar, venga a ti enseguida algún pasaje."

Es lo que Elredo escribe a su hermana, y también Guillermo en su "Carta de Oro”: "Atento a tu despertar, te volverá el fervor de la víspera".
¡Tanta importancia tiene la mente alimentada con buenos pensamientos! Y esto ha sido posible por la preparación remota. Casiano se preguntaba y se preocupaba por un gran problema que tenían los monjes: La distracción de la mente. La solución sin duda, está en la meditación asidua de la Escritura; el uso de las Escrituras en la oración litúrgica y privada ocupa un lugar preeminente.
Los monjes egipcios se aprendían de memoria los libros de la Biblia. San Antonio, que según dicen algunos, no sabía leer, meditó las Escrituras en la soledad: las sabía de oído al escucharlas y recitarlas en los textos litúrgicos.
Merton decía que: "Las palabras de la Escritura se dan al monje antes que nada para apartar las distracciones y los malos pensamientos, reemplazando estos por los buenos. Llegamos a las Escrituras en busca de esos pensamientos "ascendentes" que nos elevan a Dios contra la gravitación de las pasiones, en las cuales los pensamientos "descendentes", nos bajan hacia la tierra y aprietan las cadenas que mantienen el espíritu atado a la carne". Más aún, la meditación de las Escrituras lleva hasta la contemplación.

Santo Domingo de la Calzada, ermitaño.

Nació en la primera mitad del siglo XI, en la pequeña población de Viloria, en la región de Cantabria y no lejos de La Calzada.

Las primeras noticias de que disponemos sitúan al joven Domingo –en torno al año 1050– pidiendo una plaza en el monasterio de Valvanera, en la Rioja, por Nájera; no se le llegó a admitir. El pobre hombre lo volvió a intentar en otro monasterio; tampoco en el de San Millán de la Cogolla lo quisieron recibir aquellos buenos monjes. Quizá las razones que llevaron a los respectivos abades al negarle un puesto no fueron arbitrarias; posiblemente supusieron que aquel fuerte ejemplar humano solo intentaba escapar del trabajo del campo, o que buscaba solucionar su vida poniéndose al abrigo de los muros del monasterio, como parece ser que intentaban hacer una nube de mendigos; desde luego, no lo tenía fácil a la vista de su paupérrimo ajuar, de su indumentaria; no le ayudaba su majestuoso analfabetismo y, además, no llevaba aval de ningún tipo… bien parecía que se venían abajo de modo irremediable sus ansias de entrega completa a Dios.

Le quedó un último recurso. Por aquellos andurriales se conocía la existencia de un solitario; lo buscó, lo encontró, habló con él y lo dejó tan boquiabierto cuando conoció sus buenas disposiciones, que no solo lo admitió en su compañía, sino que le cedió su propia cabaña, y se prestó a instruirle en los usos y costumbres de la vida de anacoreta.

Ya preparado para la vida solitaria, se marchó a Bureba donde construyó su propia cabaña. Pasó allí cinco años, entre oraciones y penitencias, cultivando la tierra de los alrededores para alimentarse.

A la región llegó el obispo Gregorio de Ostia, predicando el Evangelio; Domingo se le enganchó como «paje para todo», llevado por su deseo de instrucción y perfección. Cuando muere el santo obispo, retorna a Bureba, pero con nuevos ideales y más amplios horizontes: ahora pretende dedicarse a proporcionar un apoyo a los numerosos peregrinos hacia Santiago para venerar los reliquias del Apóstol. El lugar es tránsito obligado, hacen falta sitios para descanso en la fatiga, que sirva también para defensa de los muchos peligros, y para curar a los enfermos. Eso lo entendió como un postulado de la caridad.

Sin abandonar la oración ni la penitencia, se puso mano a la obra como peón, constructor y organizador al tiempo que, con una actividad increíble, atendía a los pobres y desamparados en un alarde de caridad, protegido por los reyes Alfonso VI y VII. Hacía falta roturar campos, nivelar terraplenes, plantar árboles, levantar un hospital, hacer refugios, poner en buen estado una antigua calzada romana, levantar un puente sobre el río Oja y oratorios que se fueron haciendo insuficientes y terminaron en una iglesia dedicada al Salvador, que a su vez se convertirá en catedral en el 1180, sede del obispo de Calahorra, donde se conservan sus restos. Claro está que aquello suscita un inevitable movimiento de gente; cada proyecto pide más mano de obra y así, sin pretenderlo demasiado, va formándose un núcleo de población que será el comienzo de Santo Domingo de la Calzada actual.

Murió el 12 de mayo de 1109, después de haber servido a multitud de peregrinos como guía o médico, dando a todos consuelo y ayuda. Su figura ha quedado para la posteridad aureolada de gran fama y acompañada de la memoria de favores sin cuento, recogidos en la Vita que está escrita en un antiguo leccionario asturiano y reproducido íntegro en el Acta Sanctorum de los Bolandistas.

No podían faltar los imaginativos –y en este caso hispanos– aditamentos a su figura, que sirven para alegrarla y quizá humanizarla aún más, aunque escapen a la comprobación de la historia.

Dicen que cierto día pidió prestados a un paisano unos bueyes para arrastrar unos troncos; aquel hombre, que no tenía fe y quería reírse de Domingo, le puso como condición que fuera él mismo a recogerlos, pero pensando en ofrecerle unos toros bravos. ¿Sabes que trabajó con ellos toda la jornada como si de verdad fueran bueyes, y que se convirtió aquel desaprensivo campesino?

El más notable de los hechos prodigiosos –incorporado a la iconografía del santo– se cuenta que sucedió con una familia que peregrinaba a Santiago. El relato afirma que se trataba de un matrimonio con su hijo joven. La criada de la posada donde pernoctaban intentó provocar al mozo y obtuvo de él una rotunda negativa. Desairada, puso una copa en las alforjas del chico para tramar su venganza, acusándolo de ladrón. El joven terminó en la horca. A la vuelta de Compostela, los desconsolados padres encontraron vivo al ahorcado, por la intervención de Domingo. Buscaron al juez que era ateo y se disponía a comer, teniendo sobre la mesa una gallina y un gallo. Conocedor del asunto, solo pudo decir que «tan muerto está como estos dos animales». Pero resultó que, a la vista de todos, inmediatamente saltaron ¡vivos! la gallina y el gallo que hasta el momento estaban aderezados. Por eso se pinta a Domingo con gallo, gallina, una horca y, al lado, la soga

viernes, 5 de mayo de 2017

Santo Domingo Savio, patrono de los acólitos y monaguillos.

Santo Domingo Savio nació cerca de Turín el 1842. Sus padres, Carlos y Brígida, eran fieles cristianos, que procuraron buena educación para sus hijos. Era costumbre comulgar más tarde, pero Domingo fue admitido a los siete años dada su buena preparación. Entre los propósitos de aquel día figuran: "Mis amigos, Jesús y María. Antes morir que pecar". Y los cumplió.

A los doce años su padre se lo presentó a Don Bosco. - ¿Para qué puede servir esta tela?, preguntó Savio. - Para hacer un buen traje y regalárselo a Nuestro Señor. - Entendido. Pues yo soy la tela y usted el sastre: hagamos ese traje. Y de este modo entró Domingo en el colegio de Don Bosco, llamado "el Oratorio".

Oyó un día decir a Don Bosco: "Es voluntad de Dios que todos seamos santos. Es fácil hacerse santos, pues nunca falta la ayuda de Dios. Hay grandes premios para quien se". Y Domingo decidió hacerse santo. Don Bosco, su confesor y director, le enseñó que para ser santo no hacen falta grandes penitencias, sino cumplir la voluntad de Dios y servirle con alegría. Para ello es necesario sobrellevar con paciencia las molestias del prójimo, convertir en virtud lo que es necesidad, cumplir alegremente el propio deber y trabajar con ilusión por la salvación de las almas.

Domingo tenía su genio y sus arrebatos, pero aprendió a dominarlos. También pasó por la crisis de la edad. Don Bosco le repetía: "Constante alegría. Cumplimiento de los deberes sin desfallecer. Empeño en la piedad y el estudio. Participar en los recreos, que también pueden santificarse". Y tanto se esforzó éste pequeño apóstol que, según Don Bosco "Savio llevaba más almas al confesonario con sus recreos que los predicadores con sermones".

Era muy amante del canto. Tenía una voz hermosísima. El Papa Pío XII lo nombró patrono y modelo de los Pueri Cantores del mundo entero. Purificaba la intención: cantaba sólo para agradar a Dios. En la clase siempre estaba entre los primeros. También en esto quería dar ejemplo. Sabía que cada minuto de tiempo es un tesoro. Sabía que el tiempo es cielo.

Se desvivía por sus compañeros. Les aconsejaba, les corregía, les consolaba, les reconciliaba, como a dos que se habían desafiado "a muerte". Les socorría. A uno le dio sus guantes, aunque él tenía sabañones. No tenía respetos humanos. Era valiente en la profesión de la fe. No toleraba palabras malsonantes y menos blasfemias. Una vez sus compañeros tenían en sus manos una revista sucia. Se la arrebató y la rompió en mil pedazos.

Practicó una devoción tierna y profunda a la Virgen. A ella entregó su corazón. Vibró con emoción cuando en 1854 Pío IX definió el dogma de la Inmaculada Concepción. Su amor a Jesús Sacramentado era extraordinario. Apenas despertaba, su corazón volaba al sagrario. Le gustaba ayudar a Misa. Parecía un serafín cuando la ayudaba. Hacía frecuentes visitas "al Prisionero del altar". Otro de sus grandes amores era el amor al Papa. El Señor le premió estos amores con gracias y carismas muy especiales.

De repente se presentó una misteriosa enfermedad. Las causas pudieron ser el rápido crecimiento, el esfuerzo en el estudio -pues deseaba ser un santo y sabio sacerdote- y la tensión espiritual, en su afán por la salvación de las almas -otro de los amores de Don Bosco- especialmente en misiones.

Cuando se acercaba la muerte, abrió los ojos y dijo: "¡Qué cosas tan hermosas estoy viendo! ¡La Santísima Virgen viene a llevarme!" y así expiró. Era el 9 de marzo de 1857. Pío XII lo proclamó Santo el año 1954. Sus reliquias se veneran en la Basílica de María Auxiliadora en Turín.

jueves, 4 de mayo de 2017

CRISTO DE MEDINACELI

La venerada Imagen del Cristo de Medinaceli, en Madrid.

La veneración a la milagrosa Imagen de Jesús se remonta a la primera mitad del siglo XVII, cuando los capuchinos de Sevilla encargaron una talla de Jesús para Mármora, en el norte de África, de cuya capellanía se hacían cargo. La plaza cayó en poder de las tropas del rey de Fez, Muley Ismael.

Destruido el fortín, los españoles fueron tomados como rehenes con todas sus pertenencias, entre ellas la imagen de Jesús. Cuando se consiguió liberar a los cautivos, también se pagó por el Cristo. La estatua viajó a Ceuta, de allí a Sevilla y después a Madrid, dónde entró el 21 de agosto de 1682, precedida de una leyenda de hechos prodigiosos y milagros. La imagen se instaló en una capilla propiedad del duque de Medinaceli, bajo la custodia de los monjes trinitarios.

En el siglo XIX, durante la ocupación francesa de España, la talla sufrirá numerosos traslados: a la calle del Desengaño, luego a la de San Martín, después a la de San Sebastián y a distintas comunidades de monjas, hasta que regresó a su primitivo emplazamiento en la capilla del palacio. En agosto de 1927 comenzaron las obras de la basílica actual, que da a las calles Cervantes y Medinaceli, que terminaron en 1930.

No habían acabado sus vicisitudes, pues a punto estuvo la iglesia de ser quemada en 1936: se roció con gasolina, pero los fieles consiguieron impedir la destrucción. Durante la guerra, el templo sirvió de albergue de milicianos. En febrero de 1937, un batallón de Margarita Nelcken encontró en el sótano la imagen buscando tablones para hacer fuego, pero el capitán José Escudero impidió que la destruyeran, hizo salir de allí a las tropas y cerró la puerta con llave. Comunicó el hallazgo a su comandante, Juan Manuel Oliva, y éste a la Junta de Defensa, que mandaba el general Miaja. Comenzaba su ultimo periplo.

La estatua fue considerada como tesoro artístico y reparada de los desperfectos que en ella había hecho la humedad. Por orden de la Junta, el tesoro artístico se traslada a Valencia y tras pasar por los castillos de Figueras y Perelada prosigue su marcha a Francia y finalmente, el 12 de febrero de 1939, a Ginebra, quedando instalado en el palacio de la Sociedad de Naciones.

Terminada la guerra se gestionó el traslado de los tesoros artísticos. Los RR.PP. Capuchinos tenían noticia del paradero de la imagen y a Suiza viajó el padre Laureano, de noventa y siete años. La operación de vuelta fue un éxito. El 14 de mayo de 1939, Jesús Nazareno volvió a entrar triunfalmente en Madrid en medio del fervor popular.

Todos los primeros viernes de mes acuden al besapiés miles de creyente, pero sin duda el primer viernes de marzo es el más concurrido, ya que congrega a varios millones de fieles venidos no solo de Madrid y alrededores si no de toda España. El templo permanece abierto desde algo antes de la medianoche del viernes hasta poco después de la medianoche del sábado.

martes, 2 de mayo de 2017

ROTO


El símil que más se asemeja a mi situación es la típica televisión “que no está rota pero casualmente falla”. Me explico. Todos hemos tenido que, alguna vez en nuestra vida, darle una somera ostia a la televisión. ¿Por qué? Porque estábamos felices viendo ese programa que tanto nos gusta y de repente se fastidia la señal. Así que zasca, toma ostia. No se arregla, le damos otra. ¡Funciona! No hemos tenido que esperar a la tercera para vencer, a la segunda ya va. Aun que en realidad la televisión sigue rota, funciona. Eso es por qué, por dentro, algún cable o alguna de sus múltiples piezas, se ha movido. La tele se ve, pero está rota, con el golpe solo hemos hecho que lo que falla se arregle, momentáneamente, sabemos que volverá a fallar.

Soy una televisión rota. De vez en cuando fallo, me auto-ostio, y funciono. Pero sigo estando roto. En verano me suele suceder, la parte en la que merezco el golpe. Estar en el pueblo lejos de mis apoyos principales hace que mi estado de ánimo sea una montaña rusa, subo y bajo, mi familia me aguanta y se atraganta conmigo. Todo esto hace que la señal se vea mal, es esos momentos en que, por mucho que golpees, no va, la apagas y, a los días vuelve a funcionar.

¿Por qué estoy roto? ¿Cuál es la parte que falla de mí? No lo sé, y que intente evitar que los demás noten mi ruptura no me ayuda, pero soy así. Estoy roto y así seguiré hasta que me arregle de nuevo, momentáneamente. Hay algo mal en mí, quizás debería llamar a un técnico que me ayude a no volver a romperme nunca más y a no estar roto internamente, pero oye, a mi orgullo no le da la gana. Ya se me pasará, perdón por si me da por alejarme de la realidad estos días, cuando no funciono, la vida me da fatiga, y la fatiga es muy mal.

Fuente: Hablando de vivir.

QUICUMQUE

SÍMBOLO DE SAN ATANASIO, CONFESIÓN DE FE TRINITARIA.
El Símbolo Quicúmque (o Símbolo Atanasiano) es una profesión de fe (como el Credo de Nicea, el Credo de los Apóstoles y la Profesión del Concilio de Trento), que fue redactado por San Atanasio el Grande, Arzobispo de Alejandría. A pesar de no haber sido redactado por ningún concilio ecuménico, «de hecho, este símbolo alcanzó tanta autoridad en la Iglesia, tanto occidental como oriental, que entró en el uso litúrgico y ha de tenerse por verdadera definición de fe». Recibe el nombre de Quicúmque por la palabra con la que comienza.
Escrito en Latín, el Quicúmque es un resumen didáctico de la doctrina cristiana y se centra especialmente en el dogma de la Santísima Trinidad. Gozó de gran autoridad en la Iglesia Católica Romana (que llegó a ser citado en el Concilio de Florencia) y su uso se extendió rápidamente a todos los ritos de Occidente. Está preceptuado rezarlo (para cuantos tienen por devoción o están obligados a recitar el Divino Oficio) en la Hora prima del Oficio de los Domingos posteriores a Epifanía y Pentecostés, en especial en la Solemnidad de la Santísima Trinidad, como signo de adoración y alabanza a la Trinidad Beatísima, y como protesta perpetua contra los herejes que niegan o mutilan el Dogma de la Trinidad.
  
Santa Teresa de Ávila nos cuenta en su autobiografía cómo meditando este símbolo recibió gracias especiales para penetrar en este inefable misterio:
“Estando una vez rezando el Quicúmque vult -escribe la santa-, se me dio a entender la manera de cómo era un solo Dios y tres personas tan claramente, que yo me espanté y me consolé mucho. Hízome tan grandísimo provecho para conocer más la grandeza de Dios y sus maravillas…”

SÍMBOLO DE SAN ATANASIO (Quicúmque vult)
    
LATÍN y ESPAÑOL
   
† In nómine Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti. Amen.
  
Antíphona: Glória tibi, Trínitas æquális, una Déitas, et ante ómnia sǽcula, et nunc, et in perpétuum. (T. P. Allelúja).
Quicúmque vult salvus esse, ante ómnia opus est, ut téneat Cathólicam fidem:
Quam nisi quisque íntegram inviolátamque serváverit, absque dúbio in ætérnum períbit. 
Fides autem Cathólica hæc est: ut unum Deum in Trinitáte, et Trinitátem in unitáte venerémur. 
Neque confundéntes persónas, neque substántiam separántes. 
Alia est enim persóna Patris, ália Fílii, ália Spíritus Sancti. 
Sed Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti una est divínitas, æquális glória, coætérna majéstas. 
Qualis Pater, talis Fílius, talis Spíritus Sanctus. 
Increátus Pater, increátus Fílius, increátus Spíritus Sanctus. 
Imménsus Pater, imménsus Fílius, imménsus Spíritus Sanctus. 
Ætérnus Pater, ætérnus Fílius, ætérnus Spíritus Sanctus. 
Et tamen non tres ætérni, sed unus Ætérnus. 
Sicut non tres increáti, nec tres imménsi, sed unus Increátus et unus Imménsus. 
Simíliter omnípotens Pater, omnípotens Fílius, omnípotens Spíritus Sanctus. 
Et tamen non tres omnipoténtes, sed unus Omnípotens. 
Ita Deus Pater, Deus Fílius, Deus Spíritus Sanctus. 
Et tamen non tres Dii, sed unus est Deus. 
Ita Dóminus Pater, Dóminus Fílius, Dóminus Spíritus Sanctus. 
Et tamen non tres Dómini: sed unus est Dóminus. 
Quia, sicut singillátim unamquámque persónam Deum ac Dóminum confitéri Christiána veritáte compéllimur: ita tres Déos aut Dóminos dícere Cathólica religióne prohibémur. 
Pater a nullo est factus: nec creátus, nec génitus. 
Fílius a Patre solo est: non factus, nec creátus, sed génitus. 
Spíritus Sanctus a Patre et Fílio: non factus, nec creátus, nec génitus, sed procédens. 
Unus ergo Pater, non tres Patres: unus Fílius, non tres Fílii: unus Spíritus Sanctus, non tres Spíritus Sancti. 
Et in hac Trinitáte nihil prius aut postérius, nihil majus aut minus: sed totæ tres persónæ coætérnæ sibi sunt et coæquáles. 
Ita ut per ómnia, sicut jam supra díctum est, et únitas in Trinitáte, et Trínitas in unitáte veneránda sit. 
Qui vult ergo salvus esse, ita de Trinitáte séntiat. 
Sed necessárium est ad ætérnam salútem, ut Incarnatiónem quoque Dómini nostri Jesu Christi fidéliter credat. 
Est ergo fides recta ut credámus et confiteámur quia Dóminus noster Jesus Christus, Dei Fílius, Deus et homo est. 
Deus est ex substántia Patris ante sǽcula génitus: et homo est ex substántia matris in sǽculo natus. 
Perféctus Deus, perféctus homo: ex ánima rationáli et humána carne subsístens. 
Equális Patri secúndum divinitátem: minor Patre secúndum humanitátem. 
Qui, licet Deus sit et homo, non duo tamen, sed unus est Christus. 
Unus autem non conversióne divinitátis in carnem: sed assumptióne humanitátis in Deum. 
Unus omníno, non confusióne substántiæ: sed unitáte persónæ. 
Nam sicut ánima rationális et caro unus est homo: ita Deus et homo unus est Christus. 
Qui passus est pro salúte nostra: descéndit ad Ínferos: tértia die resurréxit a mórtuis. 
Ascéndit ad Cælos, sedet ad déxteram Dei Patris omnipoténtis: inde ventúrus est judicáre vivos et mórtuos. 
Ad cujus advéntum omnes hómines resúrgere habént cum corpóribus suis: et redditúri sunt de factis própriis ratiónem. 
Et qui bona egérunt, ibunt in vitam ætérnam: qui vero mala, in ígnem ætérnum. 
Hæc est fides Cathólica, quam nisi quisque fidéliter firmitérque credíderit, salvus esse non póterit.
    
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen. 
   

TRADUCCIÓN
   
† En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
   
Antífona. Gloria a ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre. (T. P. Aleluya).
Todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la Fe Católica:
Pues quien no la observe integra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente. 
Y ésta es la Fe Católica: que veneremos a un solo Dios en la Trinidad santísima y a la Trinidad en la unidad. 
Sin confundir las personas, ni separar la sustancia. 
Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo. 
Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una sola divinidad, les corresponde igual gloria y majestad eterna. 
Cual es el Padre, tal es el Hijo, tal el Espíritu Santo. 
Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo. 
Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo. 
Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo. 
Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo Eterno. 
De la misma manera, no tres increados, ni tres inmensos, sino un Increado y un Inmenso. 
Igualmente, omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo. 
Y, sin embargo, no tres omnipotentes, sino un Omnipotente. 
Del mismo modo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. 
Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios. 
Así, el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es Señor. 
Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor. 
Porque así como la verdad cristiana nos obliga a creer que cada Persona es Dios y Señor, la religión Católica nos prohíbe que hablemos de tres Dioses o Señores. 
El Padre no ha sido hecho por nadie, ni creado, ni engendrado. 
El Hijo procede solamente del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado. 
El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente. 
Por tanto hay un solo Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos. 
Y en esta Trinidad nada hay anterior o posterior, nada mayor o menor: pues las tres personas son coeternas e iguales entre sí. 
De tal manera que, como ya se ha dicho antes, hemos de venerar la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad. 
Por tanto, quien quiera salvarse, es necesario que crea estas cosas sobre la Trinidad. 
Pero para alcanzar la salvación eterna es preciso también creer firmemente en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. 
La fe verdadera consiste en que creamos y confesemos que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y Hombre. 
Es Dios, engendrado de la misma sustancia que el Padre, antes del tiempo; y hombre, engendrado de la sustancia de su Madre santísima en el tiempo. 
Perfecto Dios y perfecto hombre: que subsiste con alma racional y carne humana. 
Es igual al Padre según la divinidad; menor que el Padre según la humanidad. 
El cual, aunque es Dios y hombre, no son dos Cristos, sino un solo Cristo. 
Uno, no por conversión de la divinidad en cuerpo, sino por asunción de la humanidad en Dios. 
Uno absolutamente, no por confusión de sustancia, sino en la unidad de la persona. 
Pues como el alma racional y el cuerpo forman un hombre; así, Cristo es uno, siendo Dios y hombre. 
Que padeció por nuestra salvación: descendió a los Infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos. 
Subió a los Cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso: desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. 
Y cuando venga, todos los hombres resucitarán con sus cuerpos, y cada uno rendirá cuentas de sus propios hechos. 
Y los que hicieron el bien gozarán de vida eterna, pero los que hicieron el mal irán al fuego eterno. 
Esta es la Fe Católica, y quien no la crea fiel y firmemente no se podrá salvar.
    
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

lunes, 1 de mayo de 2017

VERDADES OLVIDADAS: EL DEMONIO

   "...Mientras dormían los compañeros, San Francisco se puso en oración, y como continuaba orando, de pronto, en la primera vigilia de la noche, vino con mucho estrépito y alboroto una gran muchedumbre de demonios ferocísimos, que desataron contra él recia batalla molestándole rudamente: uno le cogía de aquí, otro ... de allá; éste lo tiraba al suelo, el otro lo lanzaba en alto; quién le amenazaba con una cosa, quién le reprochaba de otra.
   Y así, se ingeniaban de diversas maneras para estorbarle en su oración, pero sin lograrlo, porque Dios estaba con él. Después de aguantar durante largo tiempo estos ataques de los demonios, San Francisco comenzó a gritar en alta voz: -- Espíritus condenados, vosotros nada podéis fuera de aquello que os permite la mano de Dios. Por eso, de parte de Dios todopoderoso, os digo que podéis hacer de mi cuerpo todo lo que os es permitido por Dios; yo lo soportaré de buen grado, porque no tengo peor enemigo que mi cuerpo; si vosotros, pues, me ayudáis a tomar venganza de mi enemigo, me hacéis un servicio muy grande..."