viernes, 12 de mayo de 2017

CENTENARIO DE LAS APARICIONES DE FÁTIMA.

El Papa Francisco rezó ante Nuestra Señora en Fátima.

Una comitiva presidida por el Presidente de la República Portuguesa dió la bienvenida al Papa Francisco en la base aérea de Monte Real, donde a las 16.12 (hora local) aterrizó el avión del Pontífice.

En el aeropuerto, el Santo Padre mantuvo un encuentro privado con el Presidente de la República Portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, y rezó brevemente en la capilla de la base aérea. 

Después el Papa Francisco viajó en helicóptero al Santuario de Fátima, donde cientos de miles de peregrinos le esperaban en un clima de gran entusiasmo.

El helicóptero aterrizó en estadio de la ciudad que lleva su nombre y de allí en el papamóvil hizo su ingreso a la explanada del Santuario tras saludar a las autoridades civiles de la ciudad y el obispo António Augusto dos Santos Marto.

Por las calles le esperaban miles de personas que le saludaban con emoción a su paso. Una vez en el santuario, cuya explanada contiene a unas 400 mil personas, el Papa presidió delante de la imagen de Nuestra Señora de Fátima, una larga oración leída en portugués, de la que reproducimos algunos párrafos.

En la corona de esta imagen está la munición del atentado que sufrió san Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro.

“Peregrino de la Paz que tú anuncias en este lugar, alabo a Cristo, nuestra paz,” –rezó el Papa– imploró para el mundo “la concordia entre todos los pueblos”.

El Santo Padre añadió: “Peregrino de la Esperanza que el Espíritu anima, vengo como profeta y mensajero para lavar los pies a todos, en torno a la misma mesa que nos une”. “Haz que sigamos el ejemplo de los beatos Francisco y Jacinta, y de todos los que se entregan al anuncio del Evangelio”.

“Muéstranos la fuerza de tu manto protector. En tu Corazón Inmaculado, sé el refugio de los pecadores y el camino que conduce a Dios. Unido a mis hermanos, en la Fe, la Esperanza y el Amor, me entrego a Ti. Unido a mis hermanos, por ti, me consagro a Dios, Oh Virgen del Rosario de Fátima”.

Al concluir el momento de oración, el Papa visiblemente emocionado depositó una Rosa de Oro a la Virgen de Fátima, e impartió su bendición final. De aquí fue la la Casa “Nossa Senhora do Carmo” donde se aloja.