En la vida de San Pascual Bailón coinciden circunstancias providenciales. Su vida está entre dos Pascuas. Nace y muere el día de Pentecostés. Por eso se llama Pascual y será alegre como unas pascuas. Nace y muere en el mes de las flores y tendrá gran devoción a María. Su existencia está encerrada en dos pueblos sonoros. Nace en Torrehermosa, del reino de Aragón, y muere en Villarreal, del reino de Valencia. Vida hermosa y regia.
Por lo demás, el Serafín de Torrehermosa era de humilde familia. A los siete años ya era pastorcito. Y mientras cuida de sus ovejas, teje guirnaldas de flores y plegarias a la Virgen Nuestra Señora de la Sierra.
Desde niño fue muy inclinado a la piedad. Acude a la iglesia, sin prisa, a los pies de la Virgen o junto al Sagrario. Son sus amores. A ellos dedica las ternuras de su corazón. La Eucaristía y María tienen para él el atractivo irresistible de un poderoso imán. No podía separarse de él.
Como buen aragonés, es constante y tenaz. Es también un autodidacta. Aprende solo a leer. Así podrá conocer mejor los misterios de la fe. A puro de ejercicio, es además un buen grabador. A golpe de navaja ha grabado en su cayado una cruz, una custodia y una imagen de la Virgen. A los veinte años trabaja como rabadán para un rico propietario, Martín García. Y es tan responsable Pascual, que su amo le ofrece la mano de su única hija. Es una prueba muy tentadora. Pero no acepta. Hizo un propósito de niño: "Cuando sea mayor, seré franciscano". Poco después Santa Clara y San Francisco le confirman en su decisión. Camino de Cabolafuente, se le aparecen: "La castidad, la pobreza y la obediencia será tu ideal".
Pide el hábito de lego franciscano en Montfort. Como buen hijo del Poverello, celebra sus nupcias con la Dama Pobreza. Pobreza real, querida y saboreada. Quería ser "la escoba de la casa de Dios". Luego, durante casi treinta años, Almansa, Jumilla, Valencia, Elche, Loreto, Ayora, Játiva, Villena, Jerez y Villarreal, serán testigos de los milagros de su caridad, para con los hermanos del convento y de fuera, y de sus fervores eucarísticos.
Pascual Bailón. Nombre alegre y apellido juguetón. A veces, sin poder contenerse, se ponía a bailar ante una imagen de la Señora. Tenía buen humor. Recorría muchos pueblos mendigando para el convento y para repartir a los pobres. - Fray Pascual ¿por qué no os servís de un jumento para llevar ese aceite? - ¡Un jumento! ¿Dónde hallar otro mejor que yo?
Sus superiores le envían a París. Descalzo, a pie y mendigando hizo el viaje. Era una arriesgada aventura. Mil azares le sucedieron. Un hugonote sospechó del papista. - ¿Dónde está Dios?, le preguntó. - En el cielo, contesta Pascual sencillamente. Luego -llorará, porque si hubiera añadido: "y en el Santísimo Sacramento", hubiera sido mártir, que era su ardentísimo deseo. En el viaje de vuelta lo compensa con sus ardientes predicaciones sobre la Eucaristía y sus himnos de alabanza el Amor de los Amores.
Esa fue su vida, un serafín de amor. Humildad, silencio y sacrificio, como Jesús en la Eucaristía. La aurora le sorprendía siempre ante el Sagrario, radiante de luz y alegría. Allí se preparaba para la jornada. Y ante el Sagrario le sorprendía el anochecer, descansando de sus fatigas.
Su alma voló a la patria eterna en el momento de la elevación de la Misa. Oyó la campana y aún abrió los ojos para adorar la Sagrada Hostia. Era el 17 de mayo de 1592.
Fue beatificado por el papa Paulo V el 19 de octubre de 1618 y canonizado por Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690. Declarado patrono de todas las asociaciones y congresos eucarísticos por el papa León XIII el 28 de noviembre de 1897.
Durante la guerra civil española el monasterio de franciscanas clarisas donde se encontraba las reliquias de San Pascual en Villarreal, fué saqueado he incendiado. Parte de las reliquias se perdieron y las que se encontraron, fuerón depositadas en nuevo sepulcro. El 17 de mayo de 1992, festividad de san Pascual Bailón y IV centenario de su muerte, S.M. el Rey de España Juan Carlos I, reinauguró la Real Capilla y presidió el traslado de los restos del santo al actual sepulcro, obra del escultor Vicente Lloréns Poy.