El Papa Pío XII vio varias veces el milagro solar.
Hace unos años un documento inédito salió a la luz y reveló que el Papa Pío XII había sido testigo del “milagro del sol” en cuatro ocasiones, considerando esta experiencia una confirmación del cielo, en su plan para declarar el dogma de la Asunción.
Recordemos que Eugenio Pacelli, recibió la ordenación episcopal del Papa Benedicto XV en la Capilla Sixtina el 13 de mayo de 1917, el día de la primera aparición de Nuestra Señora en Fátima.
El milagro del sol en Fátima, tubo lugar al finalizar la última aparición de la Virgen Santísima el 13 de octubre. Según los pastorcillos, Francisco, Jacinta y su prima Lucía, la Virgen María había dicho que haría un gran milagro ese día para que la gente creyera. Unos 70.000 asistentes en Cova de Iría y alrededores vieron la danza del sol.
Como Papa, en 1940, Pío XII aprobó las apariciones de Fátima y además habló a menudo con Sor Lucía, la vidente de Fátima.
La nota del Papa dice que a las 16:00 horas del 30 de octubre de 1950, durante su “paseo habitual en los jardines vaticanos, leyendo y estudiando, hacia la parte superior de la colina […] yo quedé asombrado por un fenómeno que hasta ahora nunca había visto”.
“El sol, que todavía estaba muy alto, lucía pálido, la esfera estaba opaca, totalmente rodeada por un círculo luminoso”, relató. Y uno podía mirar al sol “sin la menor molestia. Había una nube de muy poca luz en frente de él”.
La nota del Santo Padre describe que “la esfera opaca se movió un poco hacia afuera, ya sea girando o moviéndose de izquierda a derecha y viceversa. Pero dentro de la esfera, se podían ver los movimientos marcados con total claridad y sin interrupción”.
Pío XII dijo que vio el mismo fenómeno “el 31 de octubre y 1 de noviembre, el día de la definición del dogma de la Asunción, y luego otra vez el 8 de noviembre, y después de eso, nunca más”.
El Papa reconoció que en otros días aproximadamente a la misma hora, trató de ver si el fenómeno se repetía, “pero fue en vano – no podía fijar mi mirada en el Sol ni por un instante; mis ojos se deslumbraban”.
Pío XII habló sobre el suceso con algunos cardenales y colaboradores cercanos, de modo que Sor Pascalina Lehnert, la monja encargada de los apartamentos papales, declaró que “Pío XII estaba muy convencido de la realidad del extraordinario fenómeno, que había visto en cuatro ocasiones”.